La arquitectura moderna en Barcelona
El arquitecto Gabriel Ruiz Cabrero señala el año 1952 como una fecha clave para la arquitectura española, que con la celebración del Congreso del Vaticano pudo abrirse a las miradas internacionales, desmentir su presunto letargo y sancionar «el triunfo definitivo de la arquitectura moderna como sistema de expresión, incluso desde instancias oficiales». Sistema de expresión que se apoya en nuevos materiales y técnicas, como el acero y el hormigón armado, y la abstracción de las formas, en tanto se abandona progresivamente la «arquitectura escurialense», una especie de imperialismo revival del cual los Nuevos Ministerios (1942) o el Ministerio del Aire (1958) son paradigmáticos. Del moderno español, en Madrid destacaban, entre otros, Sáenz de Oiza y Alejandro de la Sota, que nunca dejarían de ser influyentes a lo largo de su vida.
En Barcelona se constituía al mismo tiempo el grupo R, que en palabras de Oriol Bohigas tenía «un afán polémico, sobre todo en los momentos iniciales, contra el conformismo social, económico y estético que regía la arquitectura pseudoclásica a la moda y un fundamental respeto por la tradición racionalista, que entre nosotros se mantuvo por obra y gracia del GATEPAC. Está devoción por la pureza racionalista permite cultivar sin peligros un nuevo regionalismo y un organicismo racionalizado». Racionalizar el organicismo significa, en pocas palabras, buscar la función del movimiento, hacer que el movimiento sea siempre útil, para apartarse de la abstracción pura de Le Corbusier y de la decoración excesiva del modernismo. Es un buen ejemplo la Casa de la Marina (1954, Coderch), cuya fachada de cerámica y planos variables no contradicen la función de vivienda del bloque. La influencia y la sobriedad del GATEPAC se deja ver en edificios como la Facultad de Derecho de Barcelona (1958; Giráldez, Íñigo y Subías).
Con la aprobación de la nueva Ley de Prensa (1966) se abre el mercado editorial, entran libros de autores polémicos como Beckett y Sartre y cristaliza así una liberalización del pensamiento. Es el año en que se edita también Complejidad y contradicción, de Robert Venturi, quien junto a Aldo Rossi ejercerá una influencia notable en los arquitectos españoles. La actitud de ruptura con el pasado propia del vanguardismo estético y la insistencia en el racionalismo y el realismo forman parte de los postulados de la heterogénea Escuela de Barcelona, herederos del grupo R, en la que se incluyen Oriol Bohigas, el irreverente grupo PER de Clotet y Tusquets o a Ricard Bofill, entre una nómina ingente. Dos ejemplos de esta conjunción entre realismo y vanguardia: el bloque de la Meridiana (1964; Bohigas, Martorell, McKay) está planteado siguiendo el modelo de viviendas barcelonés, con material local como la cerámica (realismo), pero con ventanas en ángulos distintos al de la fachada, separadas con algunas variaciones (vanguardia), lo que crea un efecto de vibración aérea. El Belvedere Georgina (1972; Clotet y Tusquets) es una casa-mirador, que puede interpretarse más como mirador que como vivienda.
Entre los edificios que captura Daniel Pabst se cuentan, por ejemplo, la torre Macià (finalizado en 1970; Soteras), el edificio Colón (1971; Anglada, Gelabert y Ribas) o el edificio de oficinas de la actual CaixaBank (Coderch; 1979). La arquitectura como disciplina ya había abandonado, en los años 70, el realismo, que privilegiaba los materiales locales y los usos colectivos, en cuya aplicación no se interesó tanto la arquitectura como el urbanismo. El edificio ahora se levanta autónomo sobre el suelo de la ciudad. Coderch construye las oficinas —espacio privado por antonomasia—, igual que las torres Trade (1969), como una piel de cristal siguiendo series idénticas y repetitivas. Esta idea de repetición, que en el caso de Coderch gira en torno a un centro —y por tanto hace que la mirada se deslice—, es desarrollada también, en otro sentido, por el anárquico Ricard Bofill, que ordena los módulos (unidad repetible) de Walden 7 (1975) a partir de ejes verticales y horizontales, de modo que la fachada se desdobla en dos sentidos al mismo tiempo. Son los años de la transición democrática y en el que la arquitectura española ya concita interés internacional, como fue el caso del edificio Bankinter de Madrid (1976; Moneo y Bescós).
La fotografía de Daniel Pabst se interesa, como este último periodo, por una arquitectura que tiende a lo monumental, aquellos ejemplos que están expuestos a la mirada espontánea del público, lo más visible en el teatro de la ciudad. Y es su insistencia en estos ejemplos que permite interrogarse sobre aquello que se preguntaba Deleuze en los mismos años (1968) —una pregunta que intenta responder a un fundamento quizá universal de la arquitectura, fundamento que ayuda a comprender por qué España no estuvo aislada, sino que lanzaba propuestas paralelas a las europeas—: por qué hay diferencia y no solo repetición; o, más aún, cómo se despliega la diferencia en la repetición.
Daniel Pabst nació en 1971 en Viena. Comenzó a trabajar como fotógrafo en la galería de su padre, Galerie Michael Pabst, en Munich. Ha mostrado su obra en PhotoMonth London (2015); en la exposición photo::vienna en el Museo de Artes Aplicadas de Viena (2015), en los EyeEmAwards en Nueva York (2015); en la Lange Nacht der Museen en Klagenfurt, Austria (2014), y en In der Kubatur des Kabinetts, der Kunstsalon im Fluc, Viena, entre otros. Como finalista del premio EyeEm en 2015, la obra de Pabst se mostró entre las 10 principales para la categoría “El arquitecto”, posteriormente en la ciudad de Nueva York. Pabst recibió menciones honoríficas en el Premio Internacional de Fotografía de Moscú (MIFA) en 2015 y en el Premio Internacional de Fotografía de Tokio (TIFA) en 2016. En 2018 fue uno de los 10 ganadores del premio de fotografía Architekturzentrum Wien por la exposición “SOS Brutalism”.
Pabst también estudió guitarra de jazz y composición de jazz. Es el cantante y compositor de PABST. Las bandas adicionales en las que Pabst ha participado son Noisy Town Groove, con el baterista y compositor Lukas Ligeti, Trafo (un cuarteto de guitarra eléctrica), y Tricsson, una banda de electrónica. Pabst también ha colaborado con Dezibel 6 a 6 cuerdas y con Bella Angora, una artista de performance (producción para el Donaufestival en 2013). Trabaja como productor y fundador del sello discográfico 212 Records Pabst y co-compuso la ópera “der automatische Teufel”, con Jury Everhartz. Ha hecho conciertos durante veinte años por Europa y Estados Unidos en lugares como el Wiener Konzerthaus, Porgy and Bess, el Austrian Cultural Forum NYC, The Stone, Ancienne Bélgique en Bruselas, b-flat en Berlín, entre otros.
La fotografía arquitectónica de Daniel Pabst a menudo resalta la tensión entre la especificidad de cada sitio y el legado del estilo internacional de principios del siglo XX. En fotografías de distintos sitios en todo el mundo, como Dallas, Texas, San Petersburgo, Rusia y Viena, Pabst se fija en las cualidades formales de dicha arquitectura aclamada por su capacidad para ser comunicada internacionalmente pero inherentemente vinculada a ubicaciones particulares, como se refleja en sus convenciones titulares. Como tal, sus fotografías de edificios, cuyas funciones abarcan desde oficinas públicas hasta residencias privadas, pasando por todo lo demás, revelan momentos en los que los no-lugares se encuentran con los lugares.
Rae Di Cicco
University of Pittsburgh